diciembre 16, 2005

Quid PRO quo

En todo el mundo es una locución latina, en Argentina es todo una definición.
Ha pasado ya, tiempo más que suficiente para escuchar una explicación del jefe del “PRO”, no digo para que haga aquello que le exige a otros, renunciar y desaparecer.
Que sus legisladores voten contra todos los “principios enunciados en su campaña” es razón más que suficiente para una mínima explicación, que reconozco imposible. Para decirlo claro y sin vueltas; - Ing. Macri, en la vida siempre llega el momento en que hay que poner los huevos sobre la mesa aunque sea lo último que se haga, asumir un liderazgo tiene sus ventajas y sus obligaciones. No pretenda respeto si usted no respeta. Lo suyo es peor que lo pésimo que nos desgobierna, de su asociada en la estafa a la fe pública, “la doctora” ni vale la pena hablar-.
La cuestión no pasa por la persona u ideología del comisario Patti, sino porque fue legítimamente electo. Nadie se opuso o impugnó su candidatura, la justicia electoral avaló su elección al otorgarle el diploma de diputado electo y nadie absolutamente nadie puede levantarse contra este cúmulo de lícitas decisiones y muchísimo menos el poder ejecutivo por boca de un subversivo autoconfeso, que admitió el error estratégico de un asesinato porque al que había que matar era a otro.
Su partido y su gente como otros se plegó a eso, que nadie lo olvide.
Por favor hágale un servicio a la Patria, dedíquese al fútbol, a lo suyo, la Nación y hasta la Ciudad le quedan grandes.En Argentina no precisamos gerentes ni “empresarios exitosos”, simplemente gente responsable, capaz y de palabra, con un mínimo de honor y dignidad.

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